Ensayo del "mataculebras" 2013

 
Chiquillos y chiquillas de 11 años regresan a la escuela después de representar en las calles del entorno del colegio el ancestral rito de matar la culebra. Es la tercera vez que lo practican y la primera que lo muestran al público, unos días antes de su representación definitiva, el lunes de carnaval, en las calles de Puerto de la Cruz.
Mientras comentan entre ellos la experiencia, un adulto pregunta, como para despejar una duda: “¿pero por qué hay que matar a la culebra?” En la bulla de las respuestas, una niña aclara contundente: “porque la culebra es el mal poder”. Un coro simultáneo de voces subraya: “porque es una tradición”, “porque así lo trajeron de Cuba”, “porque si no, te enfermas”.
Minutos antes, en la plaza en la que los guiris disfrutan del sol junto al busto de Agustín de Bethencourt, una turista pregunta en un español repleto de eses silbantes y tes eléctricas por los motivos de esta algarabía de niños que cantan el coro del “calabazón, son, son”, mientras el mayoral fuerza al matador a acabar con “el abichucho” de boca oscura y amenazante como cueva, de dientes como “fileles”, de ojos que “echan candela”.
Más de un centenar de niños y niñas estudiantes de quinto de primaria han apostado por dedicar parte del tiempo que pasan en el colegio a conocer los secretos de una tradición que trajo hasta Puerto de la Cruz un emigrante que regresó de Cuba hace ya más de cien años, Manuel Díaz, conocido como Manuel Catalina.
El mayoral es el blanco, el del látigo y la barba, “el que pone orden”, dice uno de los mayorales del colegio Tomás de Iriarte. El matador, en este caso, la matadora -porque niños y niñas se reparten por igual y a su gusto los papeles, siempre masculinos- es una apasionada de la puesta en escena, que sueña con representar la ceremonia “en todo el mundo”. Su voz fina pero enérgica reclama al mayoral ayuda en el esfuerzo que debe hacer para quitar “el bicho al tabaco” y se encomienda a San Antonio, San Tiburcio y San Blas para que refuercen su lucha.
El Iriarte es uno de los cuatro colegios de Puerto de la Cruz que este año participan en esta actividad, convertida en una de las originales señas de identidad del carnaval portuense. A él se suman el de La Vera, el César Manrique y el San Antonio. El ayuntamiento acordó en 2008 mantener la tradición a través de los más pequeños y lo hace de forma sistemática, con el impulso del Área de Cultura municipal y la participación de monitores formados por el área de etnografía y folklore de la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna.

"Todos contra 'el mal poder'" | D.A. | 9.02.2013

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